El pasado domingo, Puerto Rico fue escenario de cuatro trágicos incidentes de ahogamiento en sus playas, según reportes de la Policía. Las víctimas fueron identificadas como Eduardo Ramón Santos Vélez, de 66 años, quien fue encontrado a orillas del mar en la playa Los Machos en Ceiba; Luis Felipe Centeno Lozada, de 62 años, cuyo cadáver fue hallado en el balneario de Dorado; y un hombre aún sin identificar, arrastrado por la corriente en la playa Shacks en Isabela. Estos incidentes se suman al trágico ahogamiento del Sr. Pedro Torres, ocurrido el pasado martes 14 de mayo en la playa Jobos en Isabela.
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Estos incidentes nos llaman a una reflexión urgente sobre la seguridad en nuestras playas. A pesar de ser uno de los destinos turísticos más bellos del Caribe, Puerto Rico enfrenta una alarmante carencia de recursos en términos de seguridad acuática. Según datos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) de Puerto Rico, actualmente solo hay 23 salvavidas para cubrir aproximadamente 300 millas de costa. Esta insuficiencia de personal de rescate expone a los bañistas a riesgos significativos y subraya la necesidad de una intervención inmediata por parte de las autoridades para garantizar la seguridad de los visitantes y residentes en nuestras playas.
La belleza natural de nuestras playas debe ir acompañada de medidas de seguridad adecuadas para prevenir futuras tragedias. La pérdida de vidas humanas en el mar es un recordatorio doloroso de la importancia de contar con los recursos necesarios para proteger a nuestros bañistas. Instamos a las autoridades a priorizar la asignación de fondos y personal capacitado para la vigilancia y el rescate en nuestras costas. Solo con una acción inmediata y decidida podemos garantizar que nuestras playas sean lugares seguros donde todos puedan disfrutar sin temor. La seguridad en el mar es una responsabilidad compartida, y es hora de que actuemos en consecuencia.
